Archive for diciembre 2010

Sun in my Mouth - Björk

miércoles, 29 de diciembre de 2010 § 0

 



I will wade out
Till my thighs are steeped
In burning flowers
I will take the sun in my mouth
And leap into the ripe air
Alive with closed eyes
To dash against darkness

In the sleeping curves of my body
Shall enter fingers
Of smooth mastery
With chasteness of sea-girls
Will I complete the mystery
Of my flesh
Will I complete the mystery
Of my flesh
My flesh

Navidad

viernes, 24 de diciembre de 2010 § 0

Cuando se tiene seis años, la verdad no interesa tanto el pavo recien sacado del horno o los típicos romeritos, no importa tanto el chocolate que por gusto familiar y tradición, y casi obligatoriamente, era casi tan espeso y sin mucho dulce. No llama tanto la atención llenar de cosas de todas las formas y colores aquel árbol gigante que la abuela solía desenterrar de su caja dos semanas antes de las fiestas. A mis seis años, en verdad no estaban dentro de mis deseos las copas de vino o sidra, ni las luces de bengala que mamá procuraba que no tocase nunca solo. El único interés que alimentaba a la gran espera de la noche de navidad, era saber que al día siguiente, a primera hora, me levantaría de la cama, con los ojos como de estrella, con la manos impacientes como nunca, y una gran sonrisa de oreja a oreja como diría mi abuela. Cruzar la puerta de mi dormitorio, sujetándome de las paredes en el pasadizo, respirando profundo al cruzar el umbral de la sala, y arrodillarme con esa firme convicción que solo se tiene a esa edad. Y ver que ahí esta, que ahí se encontraba, en papel de regalo multicolor, con lazos rojos e sorprendentemente enorme. Aquel regalo que tanto esperaba. El que abrí con tanto cariño y que sin darme cuenta, mis padres contentos miraban por el borde de la puerta. Aquella navidad, cuando tenía seis años, y el mundo era perfecto. Hoy, a mis diecinueve años, se me viene a la memoria la imagen de ese niño que no sabia de problemas, ni de amores muertos, ni de stress, ni de sueños infames. Hoy, a mis diecinueve años, ya no me levanto a esperar el regalo perfecto, pero si, al abrir los ojos, esbozo una sonrisa como el mejor regalo que podría tener. Y saber que hay gente que siempre espera verme sonriendo.